Pak Kwang-Ryong, un nuevo Streller para el Basilea

Nacer en Pyongyang es, en muchos casos sinónimo de dificultades. Problemas a los que debes sobreponerte, obstáculos que esquivar para labrarte un futuro decente que, con un poco de suerte, te permita salir del país y de su autoritario régimen y vivir tranquilamente fuera de sus fronteras.

Ese es el caso de Pak Kwang-Ryong, que nació en 1992 en la capital de Corea del Norte y que a los 16 años ya estaba triunfando en el Wolmido Sports Club de la modestísima liga local. Pese a su juventud era titular en la delantera de este equipo propiedad del gobierno y atrajo los focos locales gracias a sus movimientos en el área y a su facilidad para anotar goles, llevándose durante dos temporadas consecutivas el premio a Mejor Joven del torneo. Pero sus éxitos prematuros no acabaron ahí y en febrero de 2010 formó parte del equipo nacional que iba a jugar la AFC Challenge Cup en Sri Lanka, en la que el combinado norcoreano salió victorioso y se ganó el billete que el torneo otorgaba para la Copa Asia 2011, con el joven delantero anotando su primer gol internacional frente a Kyrgyzstan.

Todo esto lo valió para que un modesto club de la Challenge League suiza (la segunda división) lo incorporase a sus filas en 2011 con la inestimable ayuda de Karl Messerli, ex futbolista suizo que ahora ejerce como intermediario entre el gobierno de Corea del Norte y los clubes de fútbol europeos y que ya ha llevado casi una decena de futbolistas del país hasta el fútbol helvético. Así fue como Pak llegó al FC Wil por algo más de 50.000 euros.

Unos meses después de su llegada al país Pak ya había firmado por el club más popular de Suiza, el Basilea. Los rotblau lo invitaron a una sesión de entrenamiento con el equipo sub21 que acabó con el delantero firmando un contrato. Encandilados por su fútbol y su capacidad para jugar el balón con los pies pese a su estatura, pero también por su “actitud y disciplina”, Pak se enrolaba así en las filas del campeón suizo, que se adelantaba a Udinese y Ajax, los dos clubes que mayor interés mostraron en su contratación.

Su primer año en Basilea (la temporada 2011/2012) iba a dejar un recital de récords. Empezó marcando en su primer partido, de pretemporada, en la Uhren Cup y frente al West Ham. Compaginó el primer equipo con el sub19 que participaba en las NextGen Series, donde anotó en su primer choque frente al Tottenham Hotspur. Debutó poco más tarde en la Champions League frente al Otelul Galati, un 14 de septiembre que queda fijado como el día en que debutó el primer norcoreano en la máxima competición europea de clubes. También iba a disputar diez minutos en Old Trafford, en el memorable empate 3-3 frente al Manchester United. El balance de su primer año se saldaba con el título de la Superliga, la Copa Suiza y entre medio una nueva AFC Challenge Cup con su país, la edición de 2012 en Nepal, donde anotó dos tantos y fue clave en la consecución del título y del billete a la Copa Asia que su selección disputará en 2015.

Entró con fuerza en el equipo y sin embargo en su segundo curso, ante la imposibilidad de darle un mayor número de minutos durante el primer semestre, el club anunció que emplearía el sistema de las cesiones a equipos de la segunda categoría (tremendamente habitual en el fútbol suizo) con varios jugadores jóvenes que pretendían que se curtiesen como ya hiciesen recientemente Sommer o Schär, entre otros. En ese paquete de jugadores iba el delantero norcoreano, que en el mercado invernal de 2013 firmaría su cesión al Bellinzona, donde se mantuvo hasta final de temporada siendo un habitual en las alineaciones, disputando 17 partidos (de 18 posibles), anotando 7 goles y sirviendo 4 asistencias.

El verano de 2013 se pactó su segunda cesión, esta vez iba a ser al Vaduz y se iba junto a su compañero Pascal Schürpf. Tras unos meses el Basilea decidió repescar al jugador norcoreano para suplir la baja por lesión de Streller, aunque solo iba a disputar 8 minutos y en el mercado invernal iba a volver a la capital de Liechtenstein, para esta vez si, tener una importancia capital en el Vaduz y en la consecución del título de Liga y consecuente ascenso a la Superliga y la Copa de Liechtenstein, que les da el billete directo a la próxima Europa League. Desde el mes de febrero sus cifras de producción han sido elevadísimas, con 10 goles en 20 partidos disputados (con un promedio de un gol cada 137 minutos, el mismo que el máximo anotador del torneo) y participando en la gran mayoría de goles de su equipo. En estos cinco últimos meses hemos visto al mejor Pak, recibiendo balones de espaldas y protegiendo con sus 188 cm. de estatura para distribuirlos con inteligencia e incorporarse al posterior remate, filtrando pases de esos que rompen líneas y sabiendo estar siempre en el sitio adecuado para el remate, demostrando tener un olfato de gol que puede hacer estragos en Suiza. En el Basilea han encontrado al sustituto perfecto de Streller y ya le allanan el camino para cuando éste decida dejarlo. Parece que los tiempos en que el mítico Jong Tae-Se era el único que paseaba la bandera norcoreana por el fútbol del Viejo Continente han acabado.

Texto de Tomás García
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